lunes, 1 de noviembre de 2010

<< “Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo”. >> (Efesios 5:14)


El hombre: embarcado en un sueño (Jonás 1:1-6)
Desde el principio de la humanidad, como Adán, el ser humano tiene tendencia a evadirse de la realidad y huye de la presencia de Dios pues sabe que no hace lo que debe. Está desnudo, desvestido de justicia ante Dios: <<“Adán, ¿dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí”>> (Gen.3:9-10). No era así al principio, pero el cumplimiento de nuestra voluntad pecaminosa nos separa de Dios y su presencia (Is.59)

Huyendo de Dios
(Jonás 1:3) En Jonás tenemos el ejemplo de un hombre huyendo de la voluntad de Dios y su responsabilidad para con Dios y los hombres. Pero Dios sigue preguntando: ¿dónde estás tú?
*Ciertamente no carecería de excusas: Los asirios, pueblo sanguinario, cruel y odioso, pagano y enemigo de su pueblo. ¡Pero Dios quería salvarlos! La voluntad de Dios y su verdad le asustan y le disgustan profundamente, pues tiene otra voluntad y deseos y no desea responsabilidad alguna.
Decidió irse lejos de Dios, lejos de su presencia. Pero ¿podrá el hombre escapar de Dios? ¿Podrá ir lejos de su presencia, donde Dios no le alcance?
Y de la misma manera el hombre intenta excusarse y ante Dios y alejarse de su presencia: prejuicios, indiferencia, excusas, justificaciones, falta de tiempo, los amigos, la música, el bar, internet, el cine...etc.

¡Se ha echado a dormir!
* Pero Jonás se había echado a dormir. Trata de encerrarse en las cuatro paredes de su vida y su mundo y cierra su corazón y sus oídos a Dios y allí, se echa a dormir. ¡Qué terrible error! Sí, porque cerrando nuestros corazones a Dios, estamos cerrando más y más las puertas para la salvación de nuestra alma. Y estamos privando constantemente a nuestro espíritu de la gloriosa oportunidad de tener comunión con el Señor, quien es Espíritu. Alimentamos nuestra carne y nuestro espíritu gime y hambrea dentro de nosotros deseando a Dios, su presencia, su gracia y su amor.
Se ha echado a dormir y sueña: y así permanece en estado de letargo mientras su vida está en juego.
- Aunque hay una tempestad que ruge a su alrededor, para él todo va bien (optimista), la
vida, la sociedad, va bien aun si su barco hace aguas
- No percibe peligro alguno; se mece en una falsa esperanza.
- Duerme un profundo sueño y no quiere despertar. Pero está soñando ¡un sueño para
muerte!
- Vive en un sueño material cuyas únicas preocupaciones son la familia, el trabajo, el
dinero, la reputación, los amigos, el placer, los entretenimientos...etc. Le gusta su sueño.
- Está durmiendo y no quiere ser despertado: cuando alguien te dice <<¡despierta!>>, te
enfadas, te das media vuelta y sigues durmiendo. (Pr.24:33) “un poco de sueño, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para dormir”. Las consecuencias son nefastas. (vs.34-35) cf(Pr.6:9-11)

Los sueños no te darán lo que necesitas 
¿Cómo no vas a sentir frustración, tristeza, inseguridad, temor? ¿Cómo no te vas a hallar vacío, insatisfecho, incompleto, como que aún no has encontrado lo que buscas? Los sueños son sólo sueños y no te pueden dar lo que necesitas. Es posible que al principio todo parezca muy bonito, pero cuando por un momento levantas la cabeza y miras a tu alrededor... todo tiene otro color. Cuando te despiertas seguirás ¡hambriento y sediento!

<< “Y les sucederá como el que tiene hambre y sueña, y le parece que come, pero cuando despierta, su estómago está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y sediento;” >>

<< “así vendrá tu necesidad como caminante (vagabundo), y tu pobreza como hombre armado”>>
(Pr.6:11)


Dios desea despertar al hombre de su sueño de muerte
Dios desea despertar al hombre de su sueño, pues es “sueño mortífero”. Puede llevarnos a la perdición de nuestro cuerpo y nuestra alma. Muchas ocasiones él vendrá y tratará de despertarnos a la realidad; interferirá en nuestro sueño y utilizará mil y una formas para librarnos del mal y la condenación:
• A veces usará de su disciplina, pues te ama y te castigará para que no mueras eternamente (Heb.12:5-6) (Pr.3:11-12)
• Otras veces permitirá que duras circunstancias en nuestra vida nos hagan despertar por un momento de nuestro profundo sueño; la enfermedad o la muerte de algún ser querido, etc. (Ecl.7:1-5)
• En otras ocasiones él mismo interferirá en tu sueño (Job.33:14-18), mientras te adormeces en tu cama. Quiere aconsejarte y detener tu alma del sepulcro eterno: el infierno.
• Tratará de usar a tus semejantes (aquellos que ya fueron despertados) para hacer un poco de ruido a tu alrededor y sacudir el polvo de tus oídos.
• Tratará de llamarte al móvil de tu conciencia, esperando que esta vez no desvíes la llamada (Job.33:27-28)

El juicio de Dios para los dormilones  
Pero si aun así persistimos en dormir, Dios enviará “espíritu de sueño” del cual no despertaremos hasta el mismo día del juicio.

<< “Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes. Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado. Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer”. >> (Isaías 29:10-12)
Este sueño es como una ceguera constante que impide ver y entender y encontrar el camino de salvación. Es parte del juicio de Dios para los dormilones.

<< “...por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”.>> (2ªTes.2:10b.-12)


* En aquél día, Dios, quien para muchos parece dormir al presente, despertará como valiente para juzgar nuestras vidas. Por tanto, he aquí la exhortación, como aquél Patrón de la nave dijo a Jonás:

<< ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos >>

* Nosotros como siervos de Dios te decimos al igual que dijera el apóstol Pablo: "Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo".

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